Enrique Paillardell (en
algunas fuentes: Enrique Pallardelli o Enrique Paillerdelle) (Buenos
Aires, c. 1775 – íd., 1815) fue un militar argentino que participó en las
campañas al Alto Perú y fue ejecutado por haber colaborado en el gobierno
despótico de Carlos María de Alvear.
Hijo de un francés y una peruana, fue comerciante
en su juventud. Se enroló en el ejército para luchar contra las Invasiones
Inglesas, y permaneció en un regimiento de infantería hasta la Revolución de
Mayo.
Participó en las Expediciones Auxiliadoras al
Alto Perú, donde se destacó por sus vínculos con las provincias del sur del Perú.
El general Manuel Belgrano intentó utilizarlo para convencer a parte del
ejército realista, cuyos oficiales eran peruanos, de unirse al partido
independentista.
A principios de 1813, mientras avanzaba hacia el Alto
Perú, el general Belgrano lo comisionó para apoyar una revuelta en el sur del
Perú, en la ciudad de Moquegua. Con una pequeña compañía, se dirigió allí y
reunió a unas decenas de voluntarios rebeldes, que habían tomado el control de
la ciudad y de la vecina Tacna, pero habían fracasado en Arica. Justamente
desde Arica llegó un batallón realista que destrozó el pequeño ejército de
Paillardell. Cuando éste quiso unirse a Belgrano, se enteró de que había sido
derrotado en la batalla de Vilcapugio y retrocedía; alcanzó a unírsele justo
después del desastre de Ayohuma. De todos modos, fue ascendido al grado de
teniente coronel.
Por el desaliento que le causaron estas dos
derrotas, terminó convencido de que no valía la pena seguir intentando la
liberación del Alto Perú, y que lo mejor era aliarse a los patriotas chilenos
para llegar a Lima desde Chile, por mar. En cuanto el coronel José de San
Martín se hizo cargo del Ejército del Norte, le hizo llegar esa idea, que fue
apoyada entusiastamente por su amigo Tomás Guido. Por otro lado, los ingleses
llevaban algo más de cien años planeando invadir América del Sur desde Buenos
Aires y a través de Chile, con destino final en Lima. De modo que fue ésta la
idea que se decidió San Martín a llevar adelante
Justamente por esa idea de no seguir avanzando,
San Martín decidió acantonar permanentemente a su ejército en San Miguel de
Tucumán, en una posición defensiva, centrada en una gran fortaleza. El sitio
elegido fue el "Campo de las Carreras", el mismo lugar donde se había
librado la Batalla de Tucumán. San Martín puso la construcción bajo la
dirección de Paillardell, que tenía algún prestigio de ingeniero, aunque no se
sabe que haya estudiado ingeniería. Después de tres meses de trabajo, quedó
incompleta, transformada en una serie de cuarteles rodeados por un foso y una
empalizada. Era conocida como "La Ciudadela", y fue el cuartel
general del Ejército del Norte desde 1816 hasta 1819. También fue director de
la academia de Matemáticas del Ejército del Norte.
En abril de 1814 pidió y obtuvo el traslado a
Buenos Aires junto con su hermano, el mayor Guillermo Paillardelli. Se
incorporó a la campaña que llevaba Carlos María de Alvear para tomar Montevideo,
culminando el largo sitio que le había impuesto el ejército de Rondeau. Hizo
imprimir una traducción de un tratado militar, que dedicó a Alvear. Éste quedó
muy impresionado y lo ascendió a coronel, además de iniciarlo en la Logia
Lautaro.
Cuando Alvear fue nombrado Director Supremo de
las Provincias Unidas del Río de la Plata, en enero de 1815, nombró a
Paillardell comandante del Fuerte de Buenos Aires.
Los tres meses del directorio de Alvear fueron
considerados por los porteños como una dictadura insoportable: su carácter
arbitrario y los desmanes que cometían sus oficiales favoritos – que incluían
asesinatos y robos – le hicieron muchos enemigos.
Cuando el ministro de guerra, Francisco Javier de
Viana, inició la campaña contra Santa Fe, Alvear envió a la mayor parte del
ejército de la capital, unos 2.000 hombres, a su campamento de Olivos, bajo el
mando del coronel Paillardell.
Poco después, la avanzada del ejército se sublevó
en Fontezuelas. Cuando algunos grupos de militares se unieron a la revuelta,
Alvear ordenó a Paillardell que avanzara sobre la capital, cosa que éste no
llegó a hacer. El cabildo asumió provisoriamente el mando político, y envió al
coronel Juan José Viamonte a hacerse cargo del ejército de Olivos. Paillardell
rechazó las escasas fuerzas de Viamonte con descargas de fusilería, en una
escaramuza que le causó lagunas bajas y lo obligó a retroceder. Por unas horas
más, Alvear tuvo a su disposición el ejército, por lo que se negó a renunciar.
Pero finalmente, tras una serie de comunicaciones
cruzadas, sabiendo que ni siquiera contaba con la fidelidad de todos los
hombres de Paillardell, y anoticiado del regreso del ejército rebelde al mando
de Ignacio Álvarez Thomas, Alvear presentó su renuncia y emigró. El jefe del
campamento de Olivos entregó sus fuerzas a Viamonte y fue arrestado.
Las nuevas autoridades consideraron necesario
hacer un escarmiento de los partidarios de Alvear. Muchos de sus oficiales
fueron enviados al jefe de los federales, José Artigas, para que éste
dispusiera de ellos; pese a que se temía que los hiciera ejecutar, Artigas los
puso en libertad. Los jefes políticos fueron condenados a condenas de destierro
Pero el único jefe militar que había causado
bajas fue elegido como chivo expiatorio: Enrique Paillardell fue condenado a
muerte por un tribunal militar especialmente creado para la ocasión, en el que
el coronel Viamonte era uno de los miembros.
Enrique Paillardell fue fusilado en mayo de 1815
en Buenos Aires.
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