SAN JUANITO DE PALLATA
En la campiña de Candarave, existen como jardines colgantes bordean las serpenteantes rutas del río Callazas, comunidades campesinas como las de San Pedro, Candarave, Talaca, Pallata, Quilahuani y Aricota. Cada una de ellas con sus propias historias y tradiciones, nutren las innumerables historias, leyendas y cuentos de Candarave. “San Juanito de Pallata” es una de esas leyendas que por su trascendencia en el tiempo y su ascendencia sobre la comunidad de Pallata tiene un significado muy especial para los comuneros de Candarave.
Pallata es una de estas comunidades cuyo nombre etimológicamente proviene del vocablo aymara “Phallata” que significa “reventado”.
Efectivamente, el lugar es de tierra muy inestable, por ejemplo, la carretera que pasa por dicha zona, tardó muchísimos años en estabilizarse, ésta se hundía permanentemente y en la actualidad se observan aún restos de las primeras carreteras río abajo.
Desde tiempos ancestrales, San Juanito es el patrono de la comunidad de Pallata, cuya celebración patronal es el 24 de junio de cada año. Los primeros comuneros del lugar celebraban con mucha algarabía cada fiesta patronal, subían a la parte alta del cerro donde se ubica la capilla de San Juanito, al compás de las zampoñas, danzando junto a los alferados y peregrinos de las comunidades vecinas le rendían culto.
En aquellos tiempos, algunos comuneros y autoridades del lugar observaron que el tamaño del santito les parecía muy pequeño, para la cantidad de peregrinos que acudían al lugar, les hizo pensar que podían aumentar de tamaño. Entonces decidieron, un día destrozar, el Santito para mezclar estos restos con yeso y esculpir una estatua de mayor tamaño. Uno de los campesinos con habilidades artesanales luego de hacer sus ruegos e imploraciones, dio el primer martillazo al santito, en ese instante, se dice que el Santito comenzó a sangrar. Con sorpresa, los comuneros decidieron abandonar el lugar pensando que el santito no quería que lo tocaran y que probablemente los castigue por tal acto.
Cuando los comuneros llegaron al pueblo, pusieron sobre aviso a todos quienes permanecían en el pueblo, algunos huyeron del lugar, muchos otros permanecían incrédulos del suceso. La tarde caía mientras algunos lugareños regresaban de sus chacras luego de finalizar sus actividades agrícolas cotidianas.
Luego de cenar, mientras transcurrían las primeras horas de la noche, algunos pobladores presentían algún suceso como acto de castigo de San Juanito. Ciertos perros aullaban inexplicablemente, cuando de un momento a otro se inicia un temblor, que tomaba mayor fuerza al punto de convertirse en un gran terremoto, mientras los moradores empezaban abandonar sus hogares, veían como el cerro aledaño ubicado en la parte alta comenzaba a derrumbarse. Mientras los animales corrían y las personas pedían auxilio, el derrumbe comenzaba a sepultar las casas del lugar, al punto de desaparecerlo totalmente. Solo quedaron algunas chacras alrededor, algunos pobladores que habían huido del lugar y unos cuantos animales; mientras las comunidades vecinas no presentaban mayores desastres ni víctimas.
Desde entonces, el lugar se presenta una especie de falla geológica, los pobladores que sobrevivieron al evento, fundaron más al sur. a las faldas del mismo cerro una nueva comunidad denominada “Pallata”, comunidad floreciente en sus albores, siendo “San Juanito” permanente guardián de la comunidad, celebrándose cada 24 de junio la fiesta patronal en su honor con mucha fe y devoción.
El último sismo ocurrido el 23 de junio del 2 001, en la comunidad se daba inicio a la fiesta patronal con la víspera, ya los entraderos, alferados y devotos se alistaban para dar inicio a la festividad, transcurrían las horas de la tarde, momento en que ocurre el gran terremoto. Se presagiaba un gran desastre en el lugar por la naturaleza de sus suelos, sin embargo, las casas permanecieron de pie no ocurriendo mayores daños al punto de que la comunidad otorga el milagro al patrono “San Juanito” y prosiguieron con toda normalidad celebrando su festividad al ritmo del conjunto de zampoñas conformados por los mismos comuneros, incluso en los días subsiguientes cuando las réplicas alarmaban permanentemente a la población en general.
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